Es problemático hacer un resumen sobre la condición actual de las mujeres peruanas en estas circunstancias cuando el problema principal en medio de esto es el COVID-19, la pandemia del siglo a nivel mundial y en el medio, las mujeres. Esta pandemia contagió en el país a más de un millón de peruanos en la actualidad.
Actualmente Perú cuenta con 37,525 personas fallecidos, según el MINSA. De esta cantidad, el 68.52% son varones y el 31.48% son mujeres. Y como dato importante se conoce que cerca de 11,814 mujeres fallecieron este 2020. Lamentablemente esta cantidad seguirá incrementándose, pero en menor cantidad que los varones.
Esta pandemia ha sido trágica para miles de mujeres adultas, adolescentes, niñas y niños, quienes fueron violentados física y mentalmente al convivir encerrados con sus agresores generalmente masculinos. Para las mujeres trabajar en casa fue un suplicio. Pero los dramáticos casos de feminicidios, de violaciones sexuales a adolescentes, niñas, niños por parte de sus padres masculinos, de sus padrastros, tíos, abuelos y los que conviven al interior del hogar son dramáticos, es para llorar.
Definitivamente la lucha por los derechos de la mujer continuará mientras este sistema patriarcal no desaparezca. Pero, ¿Quiénes hacen las leyes? Los varones en mayoría; ¿quiénes ordenan cumplirlas? La iglesia, el Congreso, los jueces, la escuela tradicional, los medios de comunicación de gran alcance.
De enero a diciembre de este año, se ha registrado 125 feminicidios, entre ellas adultas, jóvenes, adolescentes y niñas. Y tentativas de feminicidios reportados: 281 casos. Sin embargo, los Equipos Itinerantes de Urgencia – sociedad civil y MIMP – , atendieron estos 12 meses a 18,439 casos de violencia de genero. De estos 51 fueron por violencia económica, 2,693 por violencia sexual, 7,277 por violencia psicológica y 8,418 por violencia física.
Mientras tanto el observatorio Nacional de Violencia contra las Mujeres del MIMP, este año realizó una investigación sobre la “violencia simbólica”. Esa violencia que es “insensible e invisible para sus propias víctimas” que son los prejuicios, estereotipos y discriminación racial y/o sexista que se disemina por las redes sociales, las publicidades, los medios de comunicación y que marcan el imaginario social donde la mujer puede ser esclava moderna (carga con todo y aguanta todo), prostituta (puede comprarse para las necesidades sexuales con poco dinero), ser inferior capaz de ser menospreciada en los centros laborales y se hace dadora de bajos salarios y otras representaciones sociales existentes en los cerebros de los habitantes nacionales.
Esperemos que este año 2021 es el año del Bicentenario Nacional, generemos cambios en las construcciones sociales mentales sobre el ser mujer y el ser varón. Que este año represente el tiempo de menos violaciones, más derechos, de ciudadanía total y derrumbe de las construcciones culturales patriarcales que impera en toda la sociedad. El Estado es responsable de leyes, normas y bienes materiales e inmateriales para establecer políticas de igualdad real entre los géneros. Somos conscientes que se nos vienen grandes cambios, mareas verdes y moradas como hoy en Argentina.
Escrito por Zoila Hernandez
Edición de multimedia por Darinka Valdez