La Naciones Unidas ha calificado el planchado de senos como una de las cinco violencias contra la mujer menos documentadas en el mundo. El antropólogo Flavien Ndonko, ha sido el único en hacer un conteo de los casos, con la iniciativa de la agencia de cooperación Alemana (GIZ) y la Asociación Renata en el 2005, último estudio oficial realizado hasta la fecha. Las estadísticas demostraron que el 24% de las 6, 000 niñas y mujeres encuestadas fueron sometidas a esta práctica.
La División de las Naciones Unidas para el Progreso de la Mujer, indica que para las madres esta práctica tiene el objetivo de “proteger” a las menores que se encuentran en pleno proceso de pubertad. Para ellas, es una forma de prevenir el acoso sexual y las violaciones. La ONU, describe al planchado de senos como “una práctica dolorosa, que consiste en masajear o golpear los senos de las niñas con objetos calientes para suprimir o revertir su crecimiento”.
Las consecuencias del planchado de senos son: la aparición de quistes, la mastitis, la desaparición de uno o ambos senos, o el agrandamiento excesivo del tejido mamario, el cáncer y la depresión, declaró Chi Yvonne Leina, fundadora de Gender Danger (organización en defensa de los derechos de las mujeres víctimas de violencia de género en Camerún).