Carolina Aló: Una historia que exige justicia y conciencia
El nombre de Carolina Aló resuena como un eco doloroso en la memoria colectiva. Su historia, marcada por el horror y la injusticia, es un testimonio desgarrador de la violencia machista que afecta a tantas mujeres en nuestra sociedad. Carolina, con solo 17 años, fue brutalmente asesinada con 113 puñaladas por quien decía amarla: Fabián Tablado. Hoy, su historia no solo nos recuerda el terrible desenlace de su vida, sino también la necesidad urgente de combatir el femicidio y exigir justicia efectiva.
La tragedia que no debió ocurrir
Era mayo de 1996 cuando Carolina, una adolescente llena de sueños, fue llevada por su novio Fabián Tablado a su casa. Lo que comenzó como una discusión por los celos enfermizos de él, terminó en un acto de violencia desmedida. “Él decía que me amaba hasta la muerte”, pero ese amor se convirtió en un acto de control y odio. Con una brutalidad incomprensible, Tablado le quitó la vida a Carolina, dejando una cicatriz imborrable en su familia y en la sociedad.
Tablado fue condenado por el asesinato, pero las leyes y el sistema penal argentino dejaron grietas que han permitido que este hombre, ahora de 43 años, continúe representando una amenaza. En la cárcel, se autoproclamó evangelista, una estrategia común para mejorar sus condiciones. Sin embargo, su historial de violencia no se detuvo: después de formar una nueva familia, fue condenado nuevamente por golpear a otra mujer. A pesar de todo, Tablado fue liberado en 2020, causando indignación y miedo entre quienes siguen buscando justicia.
La voz de Carolina sigue viva
La voz de Carolina resurge a través de su historia, una que nos interpela como sociedad. “Decir que no y que te obliguen, sea tu novio, esposo, amante o amigo, es violación”, escribió en un texto conmovedor que se viralizó en redes sociales. Su mensaje es claro: nombrar a los agresores, recordar las historias de las víctimas y exigir justicia es una tarea colectiva.
Carolina no está sola. Su padre, Edgardo Aló, ha dedicado su vida a luchar para que Tablado permanezca tras las rejas, una promesa que le hizo a su hija el día de su funeral. Sin embargo, el camino no ha sido fácil. “Mientras él viva, me mata todos los días y mata a mi papá también”, dice la historia de Carolina, reflejando el dolor persistente que deja la violencia machista.
Una sociedad que debe cambiar
La historia de Carolina Aló es una muestra dolorosa de las fallas sistémicas que perpetúan la violencia contra las mujeres. Aunque el movimiento feminista ha ganado fuerza y muchas mujeres han alzado su voz, aún queda un largo camino por recorrer.
Hablar de Carolina es hablar de todas las víctimas de femicidio. Es un recordatorio de que el amor no mata ni controla, y que la violencia nunca debe ser normalizada. Es también un llamado a las autoridades para endurecer las leyes y garantizar que los agresores cumplan sus condenas completas.
¿Qué podemos hacer?
Desde nuestras plataformas, nuestras conversaciones y nuestras acciones, podemos honrar la memoria de Carolina Aló:
Nombrar a los agresores: Reconocer a quienes han cometido actos de violencia para evitar que queden impunes.
Compartir las historias: Visibilizar los casos de violencia machista es fundamental para generar conciencia.
Apoyar a las víctimas y sus familias: Escuchar, acompañar y respaldar a quienes han sufrido estas tragedias.
Exigir justicia: Presionar a las autoridades para que actúen con firmeza contra los femicidas y protejan a las mujeres.
Hoy, recordamos a Carolina Aló. Su historia no debe ser olvidada, porque en ella está el grito de tantas otras mujeres que no pudieron defenderse.
Carolina Aló: presente, hoy y siempre.